Somos tus dentistas en Zaragoza

Tres veces al día es la frecuencia óptima del cepillado de dientes, es decir, después de cada comida principal. Para inculcar el hábito a los más pequeños, es recomendable hacer del cepillado dental un juego. La práctica se convertirá en una parte esencial de su día a día.

Lo recomendable es cambiar el cepillo de dientes cada tres meses o, si las cerdas ya no son rectas y firmes, antes de la fecha. El paciente debe asegurarse de haber escogido el recomendado por su dentista. En el caso de los niños, es importante tener en cuenta que debe utilizarse un cepillo de cabezal pequeño y cerdas blandas.

Actualmente se recomienda llevar a cabo una revisión dental y limpieza o tartrectomía una vez al año. De esta manera se pueden detectar posibles patologías en fases iniciales. Sin embargo, cuando existe gingivitis o enfermedad periodontal, es recomendable hacer un seguimiento con controles más frecuentes.

Las radiografías dentales se realizan con una minuciosidad excepcional y el paciente está expuesto solamente a una pequeña cantidad de radiación. En nuestra clínica disponemos de medidas de protección que reducen y limita la radiación de las radiografías en odontología.

La recomendación general es llevar a los niños al dentista cuando hayan completado la primera dentición. Esto ocurre en torno a los 3 años de edad, cuando ya tienen las 20 piezas de leche, aunque esta cita se debe adelantar si presenta alguna caries. También a esta edad se debe iniciar la práctica del cepillado dental así como, controlar posibles problemas de mordida y la evolución en la erupción de los dientes.

1. Lesiones de caries amplias: cuando las piezas dentales han sido seriamente dañadas por la acción de la placa bacteriana, se forma un ambiente propicio para el desarrollo de microorganismos, la acumulación de restos alimentarios, toxinas, fluidos gingivales, etc. que pueden generar halitosis.
2. Enfermedad de encías (enfermedad gingival o periodontal): En ciertos casos, se puede deber a la presencia de bolsas periodontales, que son espacios que se forman entre la raíz y el cuello de alguna o varias piezas dentales.
3. Acúmulo de sarro o tártaro: El sarro es una sustancia dura que se fija a la superficie de los dientes y que está formado por bacterias que se calcifican por acción de los minerales de la saliva.
4. Problemas del aparato digestivo o respiratorio: En pocos casos, la halitosis puede deberse a este motivo.
5. Depósitos en la lengua: Sobre la lengua se acumulan restos alimentarios, y microorganismos que pueden causar el mal olor característico.